domingo, 8 de enero de 2012

Congestión mental

Una tarde de domingo, de esas que ya no recordaba, algo callada y sin emociones; tal vez fastidiosa, aburridora y vastamente normal. Odio esos días así porque casi siempre lo rutinario lo convierte a uno en un animal, claro que un animal se debe divertir más, en días así regresan las divagaciones, desesperanzas, anhelos y sueños inconclusos, la mente se colapsa y se reiteran las mismas ideas, segundo tras segundo.


La cabeza se vuelve un coco sin salida, donde se revuelven todas esas ideas, que no dejan pensar prudentemente, eso genera que se pierda orden de pensamiento; por eso también busco abrirle un agujero a ese coco, para que salgan todas esas blasfemias y lucidez, si es que la hay, claro que seguro eso sucede por tantos días de encierro, por no comer como se debe y por no salir, eso es.


Una buena caminata ayuda a sincronizar la mente, cuando se recorren muchas cuadras en silencio se acomodan las ideas, caminar y pensar, podría ser la relación de acciones para fortalecer en algo las obras.
Siempre llego a este punto, donde nada en mi casa me motiva, así haga lo que sea el círculo de lo mismo acaba con joderme algo la cognición y la experiencia, lo único que sé, es que pasa cuando me reintegre a la sociedad, pero todavía falta otro corto tiempo de recuperación.