Lo normal en cuanto a las visiones del futuro van encaminadas al mundo post apocalíptico, distópico, sucio, con una civilización fragmentada y deteriorada, y la otra visión es de una sociedad inmaculada y perfecta donde se rompe el statu quo con los grupos sociales que no tienen privilegios que sí disfrutan las clases altas, realmente pueden existir más variantes de las sociedades futuristas pero a grandes rasgos estas líneas son las más comunes dentro de la ciencia ficción, así lo presento Ray Bradbury en su obra Fahrenheit 451.
Una falsa percepción sobre la sociedad, donde se esconde todo tipo de información, desde historia y religión, testo planteado para que sus ciudadanos estén conformes y no pregunten más allá de lo que tienen a su alrededor, todo un sistema opresor que castiga al desertor, y elimina cualquier vestigio de iluminación intelectual, en este caso con los libros. Que se convierten en el elemento de disrupción que altera el estado natural de esa sociedad del futuro. Cerrar la entrada del conocimiento para controlar las masas, evitar la exploración de campos que puedan generar un desarrollo del raciocinio capaz de cuestionar a la sociedad y a los que manejan con hilos invisibles las riendas políticas y económicas.
Es esta sociedad el delincuente se convierte en la persona que esconde conocimiento, no pueden buscar fuentes de desarrollo mental, y el que esconde un libro puede terminar incinerado. El cuerpo de bomberos que se encarga de quemar el conocimiento que albergan los libros y que castiga severamente al poseedor de escritos del pasado, y no sólo unas personas encargadas de eliminar dicha evidencia, si el sospechoso pasaba a ser culpable era perseguido por unas máquinas asesinas encargadas de cazar al infractor, siendo el último y mas drástico recurso para castigar a la persona que no quisiera acomodarse al sistema social.
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Versión gráfica de Fahrenheit 451 realizada por Tim Hamilton |
Para la época en que se Ray Bradbury publicó la historia (1953) tenía claro que en parte el futuro no sería tan bondadoso con algunas personas que quisieran dar un golpe al sistema sociopolítico, hemos visto que han llegado individuos con la idea de desenmascarar la corrupción que se maneja en las élites gubernamentales para dar a conocer la turbiedad de su proceder, lo vimos en años anteriores con Julian Assange y luego con Edward Snowden, ellos quisieron mostrar a la sociedad las trampas y juego sucio que ocultan los gobiernos más poderosos, desafortunadamente quitar esa venda a la sociedad les costó la libertad y terminaron buscando asilo político en varios países y todo por saber más de la cuenta.
Retomando con la obra de Ray Bradbury, observamos en cada párrafo de Fahrenheit 451, se nota una necesidad de dejar claro que el ser humano no puede perder ese disfrute de actividades cotidianas que por la prisa de la vida competitiva y el estrés, se olvida observar el mundo con más detenimiento, como mirar el cielo, sentir la lluvia y sobre todo un intercambio de ideas con diálogos espontáneos, tal vez en el fondo Ray no quería ver una sociedad autómata que vive y piensa a través de un dispositivo electrónico, así como lo experimentamos en nuestra actualidad, muchas veces sin darnos cuenta, estamos sumergidos en mundos virtuales desprovistos de empatía por otras personas.
Estamos consumidos por trabajos que no dan tiempo para explorar otros conocimientos, además de estar rodeados de una ilusión material que impulsa a una clase obrera que no tiene opciones. No tener el espacio para la diversión es el costo actual de encajar en el sistema que obliga a enfilarse en un ciclo monótono que reduce las pasiones del ser humano.