Escasez es sinónimo de miseria, y qué más problema que la carencia de agua; sin agua no hay estudio, ni trabajo, menos motivación, en pocas palabras, no hay vida. En las ciudades muchos desperdiciamos el vital recurso, quizás porque nunca imaginamos que nos falte en algún momento; cuando se corta el flujo acuoso, todo es como si no sucediera nada; nadie se imagina que lo común, tener agua, se convirtiera en un caos. Al pasar las horas y los días los desprevenidos comienzan a crear algo de conciencia de la situación, en este punto todos los chorros, quebradas y nacimientos de agua cumplen una función valiosa para existencia de organismos. Tanta tecnología queda obsoleta y todo está encaminado a obtener agua.
Un nacimiento de agua puede ser en una situación limitada como un oasis, un pequeño paraíso para los que necesitan liquido con urgencia, puede ser como una salvación tener en el propio barrio un punto donde se puedan abastecer muchos, cientos de parroquianos secos, algunos enardecidos y vociferantes.