viernes, 29 de agosto de 2014

Los nuevos amuletos

De un tiempo hacia acá, las personas venimos confiando en las máquinas, la tecnología nos ha tomado como una ola de tsunami, dependemos de cualquier producto electrónico, tenemos a la mano dispositivos móviles con cualquier tipo de aplicaciones, que en la mayoría de los casos, la gente ni usa, pero el punto es que hoy en día la gente crece con la tecnología, desde muy pequeños los niños conviven con aparatos que en otra época ni se imaginaban.

Con el paso de los años las utilidades por ejemplo de un celular se vuelven cuasi sagradas, la gente depende de un celular; antes de dormir lo dejan cerca, pero sin perderle el rastro, al momento de despertar lo primero que se hace es ver dicho aparato (sirve como despertador) esto hace parte de los nuevos hábitos, en lo real y lo surreal donde el celular se vuelve un tesoro moderno.

En muchas ocasiones, cuando se tiene que ir a un lugar oscuro, lo primero que uno piensa es en llevar el celular como método de protección por la luz que emite (el mío tiene linterna) además de la posibilidad de comunicarse, pero esto se convierte como un amuleto de estas civilizaciones actuales, los hombres de las cavernas se alumbraban y acompañaban con el fuego y se comunicaban con gritos y alaridos, tenían sus propios objetos sagrados en rocas o grabados; la gente actual de cierto modo, comienza a tener y profesar cariño por objetos inanimados, un celular, un computador, un videojuego ¿esto se dará por la soledad de estas épocas? Por lo visto los mismos humanos estamos dejando de lado las conciencias de seres pensantes, para relacionarnos más fácil como programas predeterminados.

Un reproductor mp3, un mp4, o un tradicional Walkman se han vuelto también indispensables en estos días, en mi caso, siempre debo tener a la mano o al oído la música para mantenerme a ratos absorto del mundo, evadiendo lo rutinario y cotidiano que siempre agota, una buena sobredosis de música alivia la monotonía; pero igual, eludimos al mundo cuando quedamos ensimismados oyendo música en los dispositivos o los que están en su mundo virtual chateando en Watsapp, cada uno en lo suyo sin prestar atención a la gente de alrededor.

De esta forma se comienzan a perder tradiciones, para generar sociedades más aisladas de sus propios hermanos humanos, donde los universos mentales no se mezclen y todos anden por las calles interactuando virtualmente con la persona de al lado, o caminando con ambientes impregnados de amistades y relaciones artificiales, donde una cerveza se intercambiará por un mensaje virtual sin necesidad de sentir el sabor amargo de la bebida, aunque realmente eso ya está pasando.


La constante lucha entre lo tradicional y los pensamientos vanguardistas, con el paso del tiempo esas tradiciones evolucionarán o se borrarán de la memoria colectiva de las personas, como pasó con otras civilizaciones.

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