De un tiempo hacia acá, las personas venimos confiando en
las máquinas, la tecnología nos ha tomado como una ola de tsunami, dependemos
de cualquier producto electrónico, tenemos a la mano dispositivos móviles con
cualquier tipo de aplicaciones, que en la mayoría de los casos, la gente ni
usa, pero el punto es que hoy en día la gente crece con la tecnología, desde
muy pequeños los niños conviven con aparatos que en otra época ni se imaginaban.
Con el paso de los años las utilidades por ejemplo de un
celular se vuelven cuasi sagradas, la gente depende de un celular; antes de
dormir lo dejan cerca, pero sin perderle el rastro, al momento de despertar lo
primero que se hace es ver dicho aparato (sirve como despertador) esto hace
parte de los nuevos hábitos, en lo real y lo surreal donde el celular se vuelve
un tesoro moderno.
En muchas ocasiones, cuando se tiene que ir a un lugar
oscuro, lo primero que uno piensa es en llevar el celular como método de
protección por la luz que emite (el mío tiene linterna) además de la
posibilidad de comunicarse, pero esto se convierte como un amuleto de estas
civilizaciones actuales, los hombres de las cavernas se alumbraban y
acompañaban con el fuego y se comunicaban con gritos y alaridos, tenían sus
propios objetos sagrados en rocas o grabados; la gente actual de cierto modo,
comienza a tener y profesar cariño por objetos inanimados, un celular, un
computador, un videojuego ¿esto se dará por la soledad de estas épocas? Por lo
visto los mismos humanos estamos dejando de lado las conciencias de seres
pensantes, para relacionarnos más fácil como programas predeterminados.
Un reproductor mp3, un mp4, o un tradicional Walkman se
han vuelto también indispensables en estos días, en mi caso,
siempre debo tener a la mano o al oído la música para mantenerme a ratos
absorto del mundo, evadiendo lo rutinario y cotidiano que siempre agota, una
buena sobredosis de música alivia la monotonía; pero igual, eludimos al mundo
cuando quedamos ensimismados oyendo música en los dispositivos o los que están
en su mundo virtual chateando en Watsapp, cada uno en lo suyo sin prestar
atención a la gente de alrededor.
De esta forma se comienzan a perder tradiciones, para
generar sociedades más aisladas de sus propios hermanos humanos, donde los
universos mentales no se mezclen y todos anden por las calles interactuando
virtualmente con la persona de al lado, o caminando con ambientes impregnados
de amistades y relaciones artificiales, donde una cerveza se intercambiará por
un mensaje virtual sin necesidad de sentir el sabor amargo de la bebida, aunque
realmente eso ya está pasando.
La constante lucha entre lo tradicional y los
pensamientos vanguardistas, con el paso del tiempo esas tradiciones
evolucionarán o se borrarán de la memoria colectiva de las personas, como pasó
con otras civilizaciones.
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