Muchos años de espera
terminaron el pasado 25 de noviembre, una fecha que todos los fanáticos de
Pearl Jam nunca olvidaremos, existieron muchas polémicas durante los días
previos al evento, desde el cambio de escenario hasta la comercialización de
las boletas. Noté a muchas personas encartadas con boletería, muchos sacaban
excusas o inconvenientes fortuitos, en fin, los buenos fanáticos van, recordemos
que un recital es probablemente una vez en la vida, y en este caso era la
primera vez de la banda en el país.
Otro tema, seguro
muchos se ganaron dichas boletas en concursos o eventos relacionados, ¿entonces
si no las usan para que las piden? Obviamente muchos lo hicieron para ganar
unos pesos de más, seguramente reclamaban sin ni siquiera conocer la banda, y
también otros que se beneficiaron adecuadamente y fueron afortunados por ir
gracias a alguna emisora o empresa, muy genial. Pero parece que en Bogotá
repartieron y regalaron boletas a diestra y siniestra para PJ, y muchas boletas
las terminaron vendiendo en redes sociales a dos pesos. Fue todo un bazar,
nunca me tocó ver algo así previo a un evento, era como si la gente no quisiera
las boletas, estaban encartados.
Bueno ya entrando en
materia, la banda que nos visitó, no sólo es importante por su historia y
aporte al rock contemporáneo, cada uno de sus integrantes tiene un bagaje
enorme en la escena rockera; empecemos por Eddie, él se convirtió en un símbolo
del movimiento grunge gracias a su carisma y emotividad en cada una de las presentaciones
de la banda, un rockero de quilates.
Como músicos se han
reinventado, pero nunca dejaron de lado su tradicional sonido, el rock puro y
duro, unido a baladas que representan momentos sublimes de sus experiencias
cotidianas; Eddie Vedder ha sabido llevar la batuta de la banda de una manera
ejemplar, teniendo en cuenta que nunca tuvo grandes escándalos personales, en
comparación a sus colegas del pasado (Andrew Wood, Kurt Cobain, Layne Staley y
más recientemente Scott Weiland, falleció mientras escribía este artículo
Q.E.P.D.) Eddie mantuvo una imagen de hombre y músico ejemplar. Intachable.
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Lightning Bolt con los colores de Colombia |
Mike McCready, uno de
esos héroes con la guitarra, con una versatilidad inspiradora, haciendo parte
de Mad Season, de la banda tributo Temple of the Dog, del proyecto The
Rockfords y un sinnúmero de colaboraciones y apariciones con otras estrellas
del rock. Inolvidable el solo en Even Flow en Bogotá.
Pero bueno, muchos
hablan del maestro Mike McCready, pero ojo no se puede dejar de lado al gran Stone Gossard, otro fenómeno con la
guitarra, con otra trayectoria generosa en agrupaciones, y no en cualquiera,
formó parte de verdaderas precursoras del grunge como lo fueron, Green River,
Mother Love Bone, Temple of the Dog, Brad proyecto paralelo a Pearl Jam. No
cualquiera integra semejantes bandas, por eso se le hace el gran reconocimiento.
Se hizo brutal solo en Rockin in the Free World.
Otro pionero del grunge
que pisó suelo colombiano, Jeff Ament, enorme bajista en Temple of the Dog, Mother
Love Bone, Pearl Jam; Jeff integrante de la gran banda Green River, nada más y
nada menos, y también de otros grandes proyectos, el man no es un pintado.
Bueno es el turno de un
baterista trascendental como lo es Matt Cameron, miembro de Skin Yard,
Soundgarden, Temple of the Dog y Pearl Jam. Matt se quedó con el puesto que
generalmente tuvo cambios, pasaron muchos, pero él se convirtió en el referente
de esa gran posición en la máquina de rock llamada Pearl Jam.
Pearl Jam es de esas
agrupaciones que con el paso de los años, se convirtió en un referente en el
rock, su sonido es sinónimo de rock and roll, porque ellos son herederos de una
estirpe de grandes músicos de la escena de la ciudad de Seattle, su espíritu se
conserva intacto; en el país donde estén se muestran como si tuvieran 20 años.
Es satisfactorio ver como admirador de la banda, que luego de 25 años de
trayectoria sigan emocionados con cada canción que interpretan.
Bandas generosas con
sus fanáticos son pocas, y Pearl jam es de esas que da todo por sus fervientes
seguidores, asegurar 3 horas de música no es una labor fácil, en Bogotá pese a
la altura, saltaron, gritaron, nunca se cansaron y la voz de Vedder nunca
flaqueó.
Fue la primera vez en
Colombia, fue como la llegada de unos mesías, que iluminaron los espíritus con
energía que sólo produce la mística rockera, cargas emotivas que no todo el
mundo entiende, los que amamos el rock disfrutamos, yo lo vivo como si mi
equipo ganara una copa libertadores, y cada canción fuera un gol, sería esa una
comparación, es algo único, especial, apoteósico.
No tengo claro si otras
bandas relevantes de la escena de Seattle han pisado suelo colombiano, pero lo
seguro es que PJ fue la primera gran banda de esa zona que lo hizo, siempre he
sido un gran fanático del grunge, y poder ver a uno de sus exponentes más trascendentales
es algo que nunca olvidaré. Recordemos que al inicio de la década del 90, tanto
Pearl Jam como Nirvana disfrutaban su rotundo éxito y popularidad, sin duda
fueron las dos bandas más comerciales, y gracias a esto las pudimos conocer y
es fantástico, siempre amadas y respetadas,
cada una con su estilo.
Para finalizar quiero
reiterar en algo, no hay mejor homenaje a una banda, que ir a sus conciertos o
en su defecto comprar sus discos originales, es una gran satisfacción, esto
como tributo a nuestros héroes, a todo el esfuerzo que hacen durante tantos
años, siempre es grato. Es la retribución que se debe hacer como fanático.
Nunca es tarde para comenzar una colección.